Creía que venías exacto cada tarde
a mirarme un instante entre la niebla
y a quitarle la vida a los olvidos.
a mirarme un instante entre la niebla
y a quitarle la vida a los olvidos.
Que
alterabas el orden de los años
y volvías a mí
con la puntualidad de la nostalgia
con la puntualidad de la nostalgia
a hacerle un
boca a boca a la desidia.
Creía que esos gestos nos salvaban.
Pero ahora no andan los relojes,
Creía que esos gestos nos salvaban.
Pero ahora no andan los relojes,
seguramente
porque tan sólo
yo les daba cuerda.
Ya ves que siempre caigo en cada trampa
que la imaginación me pone.
Me equivoqué al creer que la casualidad
era un olor a mariposas dulces
entrando en mi
ventana unos segundos.
Ya ves,
Ya ves,
volvió a perder un pulso la inocencia.
Y ahora la
verdad es un lugar inhóspito.
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