Ya lo sabes:
no hay nadie al otro lado de la niebla
no hay nadie al otro lado de la niebla
y es absurdo seguir buscando
mariposas
en mayos imposibles.
Supongo que tus ganas de estar
viva
impiden que renuncies,
o quizás
sabes que abrir los ojos
es tener que cerrar todas las
puertas.
Por eso eres adicta a lo
invisible,
a unas
manos tendidas que no vienen
mientras tu corazón se desmenuza
en miles de palabras
desahuciadas.
Por eso continúas
peinando decepciones con los versos
a pesar de que quieres que te abracen
cuando estás despeinada.
a pesar de que quieres que te abracen
cuando estás despeinada.
Finjes que no te importa pero tragas heridas
al replegar las velas
cuando te duele el viento que
no sopla.
Supongo que tan sólo deseas ser
amada,
aunque nunca haya nadie al otro
lado
y tengas que morirte una vez más
al final de un poema.
al final de un poema.
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