Sólo necesitaba que volvieras.
Te presentía en cada insomnio
ambiguo,
en cada amanecer abotargado,
en las calles descalzas de
pisadas
y en poemas sin versos.
Te buscaba inconsciente debajo de
las quejas,
detrás de las derrotas
y en los restos de todos los
abortos.
Abrazaba reclamos en tu nombre,
te reclamaba en cada abrazo impar,
rezaba sin saberlo
pidiendo que vinieras
a verme la invidencia y a
vaciarme el vacío.
Miraba los relojes de tu vida
como quien mira puzzles
desarmados,
sin lograr distinguir entre tanto
desorden
el centro de tu luz.
De vez en cuando te mostrabas,
breve,
a ráfagas,
abriendo diminutas certidumbres.
Y en cada aparición atrapaba un matiz
abriendo diminutas certidumbres.
Y en cada aparición atrapaba un matiz
para juntar de nuevo tus pedazos.
Y empecé poco a poco a recobrarte,
Y empecé poco a poco a recobrarte,
a ver a la que fuiste
antes de que mis muertes
sucesivas
te mataran la fuerza.
Al fin puedo decir que estás conmigo,
Al fin puedo decir que estás conmigo,
al fin puedo notar
No hay comentarios:
Publicar un comentario