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martes, 16 de febrero de 2016

Pequeña infinitud

No eres la mujer
que habita la pequeña infinitud
donde cabe un poema.

Tú eres mucho más 
-o quizás mucho menos-
que el verso más exacto y más desnudo
sangrando sus verdades,
o que la estrofa frágil que golpea
como un látigo triste.

Tú sólo estás viviendo.

Y puedes ser
la inquietud de una roca,
la imperfección perfecta,
la muchedumbre enardecida y débil
de cualquier soledad,

la que improvisa olvidos,
la que abre la ventana del deshielo,
la que absorbe las alas de los pájaros,

la que mastica lágrimas de azúcar
o se bebe la sal de una colmena,

la que alisa los filos de la ira
o araña mansedumbres.

Una contradicción
que oscila entre la luz y la penumbra
del viaje de la vida.

Pero eres sobre todo
una efímera fecha en un tiempo continuo.

Así que no,
no ocupas su pequeña infinitud,
porque tú morirás
pero el poema queda.

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